Podría sonar al mismo tipo de nacionalismo que explotó en Estados Unidos tras los atentados del 11-S, y del que George W. Bush se sirvió para justificar la invasión de Irak. Pero Donald Trump ha puesto un énfasis muy claro en distanciarse del último presidente republicano. "Al contrario que otros candidatos a la presidencia, la guerra y la agresión no son mi primer instinto. Una superpotencia sabe que la cautela y la contención son señales de fortaleza", declaró. El empresario, que ha ganado de calle las últimas 6 primarias(celebradas, eso sí, en estados que votan demócrata), dijo que "aunque no formaba parte del Gobierno, estuve totalmente en contra de la Guerra de Irak, y dije durante muchos años que desestabilizaría Oriente Medio".
En realidad, preguntado en 2002 si estaba a favor de lo que ya se veía como inminente invasión de Irak por el líder de la 'porno-radio' estadounidense, Howard Stern - famoso por su tendencia a pedir al final de las entrevistas a sus invitadas que le enseñen los pechos-, Trump replicó: "Sí, creo que sí. Ojalá se hubiera hecho de la forma correcta la primera vez", en referencia a la guerra de 1991 en la que EEUU y sus aliados se limitaron a expulsar a Irak de Kuwait. Dos años antes, en su libro 'Los Estados Unidos que nos merecemos', Trump había reclamado una política "dura" contra "estados que actúan como bandidos", entre ellos Irak.
Así que Trump no quiere cerrar a Estados Unidos al resto del mundo. En su intervención también ha aludido a la necesidad de colaborar con otros países. "A todos nuestros amigos ya liados: EEUU va a volver a ser fuerte otra vez. EEUU va a volver a ser de fiar de nuevo", dijo el empresario, que insistió en el punto - muy querido por los republicanos - de que Obama está dejando de lado a los aliados de EEUU y acercándose a sus enemigos. Eso sí, con un matiz: "Trabajaré con nuestro aliados para reforzar los ideales occidentales. En vez de tratar de expandir los "valores universales" que no todos comparten, tenemos que comprender que reforzar y promover la civilización occidental y sus logros hará más para inspirar reformas positivas [en el mundo] que las intervenciones militares". Todo un ataque a Obama, pero también a George W. Bush. O, en palabras de Phares, "una retórica a medio camino entre kennediana y reaganiana". Aunque no hay que olvidar, que Kennedy y Reagan son los ídolos de los 'neoconservadores', es decir, el grupo de ideológicos que defendió la invasión de Irak.
Así pues, ¿dónde está Trump? Como siemrpe, un poco donde se quiera. Como explicaba Phares, "Trump no es un aislacionista, y tampoco un intervencionista. Esto no es como marcar una 'X' en una casilla. Lo que él quiere es reorganizar las alianzas."
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